Cinco razones para dejar de comer pan

blanco

El pan, «fruto de la tierra y del trabajo del hombre», es el alimento básico de nuestra civilización. Pero ha llegado el momento de dejar de consumir pan blanco. Ahora verá por qué.

Demasiado mezclado

El trigo ya no puede considerarse un alimento sano. Aunque sea ecológico o integral, el trigo moderno es demasiado híbrido. Contiene una elevada cantidad de glutamina, una proteína que tiende a irritar las paredes intestinales, y muchos menos minerales y vitaminas que hace cientos de años.

Es una verdadera lástima, porque el trigo era realmente un alimento adecuado y hoy en día se utiliza en multitud de harinas y alimentos, en especial como espesante.

Demasiado pobre en fibra, vitaminas y minerales

En el pan blanco, la mejor parte de la harina se ha retirado para dársela a los cerdos y a otros animales de granja. El trigo integral no es bueno para la salud, pero al menos contiene fibra, vitaminas y minerales. Para elaborar pan blanco, por el contrario, se retiran del trigo el germen y el salvado.

El resultado es un producto casi sin fibra y sin apenas vitaminas ni minerales, un producto que en el fondo no es más que almidón; sencillamente calorías sin nutrientes esenciales.

Lo mismo ocurre con los cereales para el desayuno. Cuando compre cereales no se deje impresionar por las etiquetas que indican que han sido “enriquecidos” con vitaminas. La razón por la que a veces se “enriquecen” los cereales es precisamente porque los científicos se dieron cuenta en 1945 de hasta qué punto eran pobres en nutrientes. Vamos, que la caja de cartón de los cereales contiene casi tantos micronutrientes como los propios cereales, si no más.

Los fabricantes añadieron entonces 3 ó 4 vitaminas y un poco de hierro. Pero esto es como si alguien le robase 10.000 euros de su cuenta del banco y luego decidiese “enriquecerle” dándole un par de euros.

Demasiado salado

El pan blanco moderno está demasiado salado. Contiene de media 19 g de sal por kilo de pan. Una barra (250 gramos) contiene 4,7 g de sal, lo que supone casi la cantidad máxima diaria que recomienda ingerir la OMS (5 g/día/persona). Según datos recogidos por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), en España la principal fuente dietética de sodio en la población adulta es precisamente el pan.

Aunque no se añada sal en su fabricación, el pan sin sal contiene sin embargo de 0,2 a 2,2 g de cloruro de sodio por kilo.

Demasiado dulce

El pan blanco no es un azúcar lento, más bien es un azúcar de combustión rápida con un índice glucémico elevado, que provoca un gran desgaste de insulina y reacciones de hipoglucemia.

El índice glucémico indica el efecto de los alimentos en la glucemia (nivel de glucosa en sangre) durante las dos horas siguientes a su ingesta.

El índice 100 de glucemia (el máximo) corresponde a la glucosa pura y… ¡al pan blanco!, que no es más que almidón, como ya ha visto, y el almidón a su vez no es más que una cadena de moléculas de glucosa.

Esto quiere decir que consumir pan blanco es peor que comer terrones de azúcar: hace que aumenten escandalosamente los niveles de azúcar en la sangre, lo que afecta al páncreas y provoca un pico de insulina, con el consiguiente riesgo de desarrollar en un futuro resistencia a la insulina, diabetes, obesidad y enfermedades cardiovasculares.

Demasiado gluten

El trigo moderno, resultado de procesos híbridos, se ha seleccionado por su riqueza en gluten. El gluten es una mezcla de proteínas. Cuanto más gluten haya en la harina, más fermenta el pan y se vuelve más elástico y esponjoso. El pan parece más apetitoso, más hinchado y, por tanto, se vende mejor.

El problema es que el sistema digestivo de muchas personas no tolera las cantidades de gluten que presenta el pan moderno. La intolerancia al gluten provoca cansancio, dolores abdominales, diarrea, reflujo gastroesofágico, problemas articulares, eccemas e incluso trastornos neurológicos.

¿A qué esperamos para rebelarnos?

El filósofo, escritor y cineasta francés Guy Debord (muy vinculado a España y a la cultura española, por cierto) fue muy gráfico al explicar su sorpresa ante la indiferencia con la que las panaderías francesas sustituyeron el auténtico pan por una imitación y ello no hubiera provocado una nueva Revolución Francesa: «Durante el periodo que precede a la Revolución de 1789, nos acordamos de la multitud de motines populares que se desencadenaron como consecuencia de moderados intentos de falsificar el pan. (…) Cuando vimos, hace ya diez años, que el pan desaparecía en Francia, casi siempre sustituido por un pseudopán (harinas no panificables, levaduras químicas y hornos eléctricos), no sólo esta situación traumática no despertó ningún movimiento de protesta y de defensa (…), sino que literalmente nadie habló de ello».

Conclusión

Si no hay posibilidad de hacerse con verdadero pan, le aseguro que comer sardinas, ensaladas, huevos fritos y jamón sin pan sienta muy bien.

Si está acostumbrado a consumirlo, incluso se sentirá sorprendentemente más ligero y con más energía después de una comida sin pan.

FUENTE

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Por qué los granos no son tan saludables

como te hacen creer. Antinutrientes y más.

Antinutrientes, lectinas, gluten, fitatos… los humanos no están diseñados para comer granos (cereales, trigo, maíz y todos sus productos derivados). Éstos, incluso los integrales, no son tan saludables como creías (o te han hecho creer)

A parte de los compromisos sociales en ciertas situaciones y para obtener azúcar rápido de forma fácil, no hay razón alguna para comer granos. Créeme, he buscado y rebuscado en busca de una respuesta sobre por qué comer cereales es bueno, hay respuestas, pero no son lo suficientemente buenas. Vamos a ver algunas de las típicas respuestas (que no suelen ser muy elaboradas):

Porque… fibra.

Los humanos no necesitamos fibra. Si a lo que te refieres es a la sobrevalorada capacidad de la fibra para mover el tracto interno, hay que decir que tiene unas consecuencias no deseadas. Hace unos años, científicos descubrieron que los alimentos altos en fibra “golpean contra las células que cubren el tracto intestinal, rompiendo su cobertura externa” lo que “incrementa los niveles de moco lubricante”. Lo cual suena horrible. Los autores del estudio dicen que es algo bueno. Pero en mi opinión, y repito, esta es mi opinión personal, que esto ocurra no me parece algo saludable. 

No me convence que una cantidad diaria masiva de fibra insoluble sea tan esencial. Además hay fibra natural y en cantidades más que suficientes en las frutas y las verduras.

Porque… vitaminas y hierro

Es verdad. Necesitamos vitaminas y minerales, como la vitamina B1 y B2, magnesio y hierro. Pero ¿realmente necesito obtenerlos comiendo granos voluminosos y altos en carbohidratos? No. Intenta buscar unos cereales que puedan competir en nutrientes con un buen plato de ensalada. No lo encontrarás.

Porque… la pirámide alimenticia

La sabiduría convencional sitúa los granos en la base de la pirámide alimenticia. Esto no significa que sea lo correcto. A veces hay que criticar y analizar el por qué de las cosas antes de seguirlas ciegamente. ¿Has pensado en los intereses económicos que puede haber detrás de estas recomendaciones? Los granosson, en comparación con otros productos agrícolas, muy baratos y suficientemente fáciles de cultivar en grandes cantidades, son fáciles de  almacenar sin que se estropeen, por lo que es una materia prima barata que se convierte en un producto que al ser tan “súper saludable y vitamínico” se vende a precio de lujo.

Hay una razón por la que los granos son uno de los alimentos más importantes que hay que evitar: su inclusión en una dieta saludable carece de sentido o razón alguna. De hecho, si una persona media con salud mediocre me preguntara las principales cosas que debe evitar para mejorar su salud le diría que evitara el azúcar (dulces, refrescos y zumos artificiales) y que pare de comer alimentos derivados de granos.

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El problema fundamental de los granos es que son un alimento típico del neolítico al que los seres humanos no se han adaptado todavía como para incluirlo en su dieta . Los granos de cereal fueron clave en la revolución agrícola en el neolítico: el trigo, el farro, el mijo y la espelta formaron la base de la agricultura neolítica. Podían ser almacenadas durante meses, eran lo suficientemente fáciles de cultivar en cantidades masivas para alimentar a una población creciente y promovieron la construcción de asentamientos fijos. Además eran fáciles de acumular por lo que probablemente fueron una forma primitiva de dinero (y por extensión una forma potencial de división social).

El problema es que eran pequeñas y duras piezas que ni siquiera sabían bien y requerían un montón de transformación simplemente para hacerlas comestibles, debido a sus antinutrientes tóxicos.

Antinutrientes tóxicos

Los organismos vivos generalmente no quieren ser comidos por otros organismos. Ser digerido, suele interrumpir la supervivencia y reproducción de la especie (conceptos básicos de la naturaleza). Para evitar dicha consumición, algunos organismos emplean diferentes métodos de defensa.

Por ejemplo los conejos tienen orejas grandes y una musculatura que le permite detectar y evadir a los depredadores. Las ballenas azules son muy grandes para caber en alguna boca, mientras que los puercoespines son un poco incómodos de morder. Lo que quiero decir es que los animales tienen sistemas de defensa activos. Pueden correr, pelear, saltar e incluso recurrir a nuestras emociones para sobrevivir (si alguna vez has visto un pequeño gatito o perrito ahora es el momento de que te des cuenta de que esos ojitos grandes y tristes que hacen que te den ganas de mimarlos no es accidental). Mientras tanto, los depredadores están continuamente intentando adaptarse para sobreponerse a estas defensas.

Las plantas, por otro lado, son organismos pasivos sin la habilidad de moverse o pensar. Deben utilizar diferentes tácticas para asegurar su propagación, y normalmente tienen que confiar en fuerzas externas para propagar sus semillas. Así varios son los métodos “diseñados” para disuadir la consumición y que la semilla pueda ir a donde debe. Las nueces tienen cáscaras duras y los granos tienen antinutrientes tóxicos, lectinas, gluten y fitatos. (Por supuesto hay algunas excepciones obvias, las frutas son sabrosas y nutritivas para que los animales las coman y excreten las semillas, preferiblemente en terreno fértil. La semilla permanece intacta durante el proceso digestivo, es indigerible por diseño. Ninguna semilla quiere ser digerida, porque sería contraproducente. Las semillas “quieren” ser tragadas o llevadas por el viento, o transportada por una abeja a otra flor, pero no quieren ser digeridas.)

Algunos animales están claramente adaptados a consumir granos. Los pájaros, los roedores y algunos insectos pueden sobrellevar los antinutrientes. Los humanos, sin embargo, no pueden. Quizás si éstos representasen una gran parte de la dieta de los humanos en su historia primitiva, las cosas serían diferentes. Algunos de nosotros podemos digerir los productos lácteos, y tenemos la enzima amilasa presente en nuestra saliva para descomponer el almidón si hace falta, pero simplemente no tenemos los mecanismos necesarios para mitigar los efectos negativos de las lectinas, el gluten y los fitatos.

Las lectinas son malas. Se unen a los receptores de insulina y a las paredes intestinales, y aparentemente causan resistencia a la leptina. Y la resistencia a la leptina predice un “empeoramiento de las condiciones del síndrome metabólico independientes de la obesidad”. Horrible.

El gluten es incluso peor. Presente en la harina, el centeno y la cebada, está compuesto por las proteínas gliadina y glutenina. Alrededor del 1% de la población son celiacos, personas que son completamente intolerables al gluten. En los celiacos, cualquier presencia de gluten en la dieta puede ser desastrosa. Estamos hablando de falta de vitamina D3 y calcio, hipertiroidismo, problemas óseos etc.Pero el problema es que sólo por que no seas celiaco, no significa que no eres susceptible a los efectos negativos del gluten. Un estudio muestra que un 29% de personas asintomáticas (lo que quiere decir no celiacos) dieron positivo en anti-gliadinas IgA en sus heces. Las anti-gliadinas IgA  es un anticuerpo producido en tu intestino para defenderse de las gliadinas, un componente principal del gluten. Básicamente, las anti gliadinas terminan en tus heces porque tu cuerpo sintió una amenaza, el gluten.

Los fitatos son también un problema, porque hacen que se reduzca la absorción de los minerales ,tanto los buenos como los malos (por ejemplo el calcio, magnesio y el zinc). Ahora ya sabes a dónde van todos esos minerales y vitaminas añadidos a tus cereales…

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Entonces, ¿cuál es la razón de la alta presencia de granos en la dieta moderna? ¿Hay alguna razón para alguien (que tenga acceso a carne, frutas y verduras) para confiar a los granos una gran parte de su ingesta de calorías?

La respuesta es un no absoluto. No necesitamos los granos para sobrevivir. De hecho, han evolucionado para naturalmente repeler a los insectos y los homínidos. Mi sugerencia es que captemos la indirecta y dejemos de comerlos.

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