El ejercicio y el descanso actúan en
  
sinergia (para bien y para mal)

 

Descanso y actividad física son dos factores que afectan a nuestra salud de múltiples maneras y, además, están interrelacionados: la falta de actividad física aumenta el riesgo de mortalidad prematura asociada a una mala calidad del sueño y, a la inversa, hacer ejercicio contrarresta los riesgos asociados a esa falta de sueño.

Así concluye un estudio de la Universidad de Sidney (Australia) que ha contado con 500.000 adultos en los que se ha analizado la actividad física que realizaban a la semana(1). En concreto, los participantes que hacían menos de 150 minutos de ejercicio moderado -ó 75 de ejercicio intenso- a la semana tenían más riesgo de sufrir cualquier tipo de cáncer o enfermedad cardiovascular.

Pero eso no es todo. En las personas que hacían menos ejercicio y, además, su descanso no era de calidad (es decir, que no dormían lo suficiente y de manera continuada), ese riesgo aumentaba hasta llegar a un 67% en el caso de las enfermedades cardiovasculares, a un 45% por cualquier tipo de cáncer y a un 91% en el caso del cáncer de pulmón en concreto.

Según los investigadores, esto confirma el efecto sinérgico entre actividad física y descanso, lo que también hace que cualquier problema de salud debido a la falta de descanso se vea exacerbado por una baja actividad física.

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Hacer pesas ayuda a prevenir estas

patologías

Se cuentan por cientos los estudios que han confirmado que la actividad física ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares o incluso el cáncer. Sin embargo, muy pocos se centran específicamente en los efectos que un entrenamiento de fuerza (es decir, con pesas o de resistencia) tiene sobre esas patologías.

Un equipo de investigadores ha querido rellenar ese vacío al revisar los ensayos realizados hasta la fecha(1) y las conclusiones obtenidas son más que interesantes. Por ejemplo, hacer al menos media hora de entrenamiento con pesas a la semana (teniendo en cuenta el estado físico de cada uno, por supuesto) reduce en un 17% el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares entre las mujeres, mientras que en los hombres reduciría el riesgo en un 23% menos.

Asimismo, realizar al menos 2 sesiones de entrenamiento con pesas a la semana reduce un 19% el riesgo de fallecer por cualquier tipo de cáncer, especialmente de riñón, de vejiga y colorrectal. Y si además se combina el entrenamiento de fuerza con el de resistencia aeróbica (por ejemplo, correr o andar a un ritmo moderado, nadar, montar en bici…) se obtienen incluso mejores resultados a la hora de prevenir esas patologías.

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Ejercicio y diabetes: cuanto más haga,

mayor protección tendrá

 

Para prevenir la diabetes nada mejor que hacer ejercicio, hasta el punto de que cuanta más actividad física se realice, más disminuye el riesgo de desarrollar esa patología.

Esta es la conclusión de un estudio que ha contado con unas 100.000 personas de mediana edad a las que realizaron un seguimiento durante 8 años para analizar la actividad física que realizaban durante la semana y su impacto sobre la diabetes(1). Tras examinar los datos los investigadores observaron que aumentar la frecuencia del entrenamiento también aumenta la protección que ofrece. En concreto:

  • Menos de media hora de ejercicio a la semana reduce en un 14% el riesgo de sufrir diabetes.
  • Realizar actividad física entre 1 y 2 horas semanales lo reduce en un 20%.
  • Y hacerla durante más de 2 horas y media permite reducir el riesgo un 37%.

Respecto a las actividades con las que se obtendrían estos beneficios, existe una gran variedad: correr, nadar y montar en bici, por ejemplo, pero también realizar yoga o sesiones de estiramientos.

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