Los efectos de la depresión se extienden por todo el cuerpo

 

Un equipo internacional de investigadores, liderado por la Universidad de Granada, ha demostrado científicamente por primera vez en el mundo que la depresión no es sólo una enfermedad mental, sino que conlleva importantes alteraciones del estrés oxidativo, por lo que debería ser considerada una enfermedad sistémica, que afecta a todo el organismo.

Los resultados de este trabajo, publicados en la prestigiosa revista Journal of Clinical Psychiatry, una de las de más alto impacto del ámbito de Psiquiatría, podrían explicar la significativa asociación que existe entre la depresión y las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, además de por qué las personas con depresión sufren una mortalidad más temprana. Al mismo tiempo, esta investigación puede ayudar a buscar nuevas dianas terapéuticas para prevenir y tratar la depresión.

La primera autora del trabajo es Sara Jiménez Fernández, estudiante de doctorado en la UGR y psiquiatra de la Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil del Complejo Hospitalario de Jaén, y como coautores figuran los profesores de Psiquiatría de la UGR Manuel Gurpegui Fernández de Legaria y Francisco Díaz Atienza, en colaboración con, entre otros, Christoph Correll, del Hospital Zucker Hillside, de Nueva York (Estados Unidos).

Estudio con 3961 personas

La investigación supone un meta-análisis de 29 estudios que incluyen a 3961 personas, y representa el primer trabajo detallado de estas características que se publica en el mundo acerca de lo que ocurre en el organismo de quienes sufren depresión, en cuanto al desequilibrio entre la elevación individual de diferentes parámetros de estrés oxidativo (en especial, malondialdehido) y la disminución de sustancias que actúan como antioxidantes (como el ácido úrico, el zinc y la enzima superóxido-dismutasa).

Los científicos han podido comprobar que, tras el tratamiento farmacológico convencional de una depresión, los niveles de malondialdehido (un marcador de la degradación oxidativa de la membrana celular) se reducen significativamente en los pacientes, hasta no distinguirse de los individuos sanos. Paralelamente, los niveles de zinc y de ácido úrico se elevan hasta normalizarse (algo que no ocurre con la superóxido-dismutasa).

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Los descartes de la pesca servirán para elaborar tratamientos para hipertensos

Investigadores de la Universidad de Granada, pertenecientes al departamento de Ingeniería Química, han desarrollado tratamientos antihipertensivos de bajo coste a partir de la fracción proteica de especies de pescado de descarte en la región surmediterránea o costa norte del mar de Alborán.

En esta zona, las especies más descartadas son especies comerciales como la sardina (Sardina pilchardus), el jurel (Trachurus mediterraneus) y el aligote (Pagellus acarne). Estos descartes se deben a que no cumplen la talla mínima, a restricciones de cuota y a prácticas comerciales como el “highgrading” (aumento del descarte por retención solo del pescado de mayor valor). Otras especies como la pintarroja (Scyliorhinus canicula) y la boga (Boops boops), altamente presentes en la captura, son normalmente descartadas debido a su bajo valor comercial.

Los péptidos antihipertensivos son componentes bioactivos obtenidos de fuentes naturales (animal o vegetal) y pueden reducir la presión arterial en el organismo, mediante la inhibición de la enzima convertidora de angiotensina (ACE), la cual es la responsable que se altere la presión sanguínea en el organismo.

Como explica la directora de esta investigación, Emilia María Guadix Escobar, del departamento de Ingeniería Química de la UGR, los estudios existentes estiman una tasa global de descarte, referida a las capturas totales, del 8 %, lo que da lugar a un volumen anual de descartes de 7.3 millones de toneladas.

“De ahí que, la generación de descartes, además de tener consecuencias económicas negativas, también conlleva un importante impacto ecológico sobre el hábitat marino. Por ello, la reducción de los descartes así como su posterior aprovechamiento se manifiestan como medidas estrictamente necesarias a llevar a cabo”, apunta la investigadora.

El jurel y la pintarroja, los mejores

Debido a su alto contenido proteico, entre 17 y 23% en base húmeda, estos residuos se han empleado tradicionalmente para la obtención de harina de pescado, ensilados y/o fertilizantes, todos ellos productos de un bajo valor comercial.

No obstante, estos descartes pueden ser transformados en productos de un mayor valor añadido, como hidrolizados de proteínas, que presentan una serie de biomoléculas beneficiosas para la salud humana.

En este contexto, el objetivo de este trabajo de la UGR ha sido estudiar la producción e identificación de péptidos inhibidores de ACE a partir de la fracción proteica de las 5 especies de descarte en el Mar de Alborán señaladas (sardina, jurel, aligote, boga y pintarroja).

Los hidrolizados finales que presentaron una mayor actividad inhibidora de ACE fueron los de jurel y pintarroja producidos mediante la hidrólisis simultánea de subtilisina y tripsina.

Estos resultados indican el potencial de estos descartes como materias primas de bajo coste para producir péptidos de cadena corta con alta actividad inhibidora de ACE.

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