La NASA da por finalizada la misión del observatorio espacial Kepler

 

 

Tras haber exprimido hasta la última gota de combustible que llevaba a bordo a la NASA no le ha quedado más remedio que dar por finalizada la misión del observatorio espacial Kepler, tal y como puede leerse en NASA Retires Kepler Space Telescope, Passes Planet-Hunting Torch.

Pero ha sido una gran misión.

Lanzado el 7 de marzo de 2009 con el objetivo de descubrir planetas extrasolares la misión de Kepler estaba programada para durar tres años y medio, aunque al final han sido nueve años, siete meses y veintitrés días. Al principio de su misión Kepler miraba fijamente una zona de 100×100 grados de la Vía Láctea entre las constelaciones del Cisne y Lyra, a la espera de que el paso de planetas por delante de las estrellas que estaban dentro de su campo de vista hiciera bajar el brillo que nos llega de ellas, señal de que se ha producido un tránsito.


La «cámara» del Kepler tiene 95 megapíxeles - NASA / Ball Aerospace

Kepler funcionó así hasta el 11 de mayo de 2013, cuando el fallo de la segunda de las cuatro ruedas de reacción que lo mantenían estable hizo imposible que siguiera mirando a su segmento del cielo con la precisión necesaria, pues necesitaba tener al menos tres en funcionamiento.

Pero lejos de rendirse el equipo de la misión se las ingenió para diseñar un modo de funcionamiento que utilizaba la presión de los fotones del Sol para estabilizarlo lo suficiente como para seguir buscando planetas más allá de nuestro sistema solar, aunque no con tanta precisión como antes. Y el 1 de junio de 2014 comenzaba la segunda misión de Kepler, conocida como K2 o Second Light, Segunda Luz.

Sin embargo cada cierto tiempo era necesario utilizar los motores de maniobra del Kepler para cambiarlo de orientación para que el Sol no se metiera dentro de su campo de visión y para que pudiera apuntar con su antena hacia la Tierra para transmitir los datos almacenados durante cada campaña de observación de la misión K2.

Y a principios de 2018 Kepler empezó a dar muestras de estarse quedando sin combustible, combustible que finalmente se le terminó a mediados de octubre de 2018.

Deja detrás 2.681 planetas extrasolares confirmados y 2.899 candidatos hasta la fecha, muchos de ellos mucho más raros de lo que jamás habríamos pensado y que han hecho que nos tengamos que replantear muchas cuestiones. Pero el análisis de los datos que deja, con los que científicos de todo el mundo trabajarán aún durante años, seguro que hace crecer esta cifra. Y tenemos ya en órbita a TESS, que ya ha encontrado sus primeros planetas, al que en unos años se unirá PLATO para seguir buscando otros mundos.

También nos deja evidencia empírica de que vivimos en una galaxia llena de planetas –algunas estimaciones dicen que como media cada estrella de la Vía Láctea tiene un planeta– así que no es descabellado extrapolar que el universo está lleno de planetas. Y esto nos da más fuerza a los que estamos convencidos, como la doctora Ellie Arroway, de que sería un enorme desperdicio de espacio que no hubiera vida más allá de la Tierra.

Así que hasta luego Kepler, y gracias por todos los planetas.

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