El Maestro estaba de un talante comunicativo, y por eso
Sus discípulos trataron de que les hiciera saber las fases
Por las que había pasado en su búsqueda de la divinidad.

“Primero”, les dijo, “Dios me condujo de la mano al País
De la Acción, donde permanecí una serie de años. Luego
Volvió y me condujo al País de la Aflicción, y allí viví hasta
Que mi corazón quedó purificado de toda afección
Desordenada. Entonces fue cuando me vi en el País del
Amor, cuyas ardientes llamas consumieron cuanto
Quedaba en mí de egoísmo. Tras de lo cual, accedí al País
Del Silencio, donde se desvelaron ante mis asombrados
Ojos los misterios de la vida y de la muerte”.

“¿Y fue ésta la fase final de tu búsqueda?”, le preguntaron.

“No”, respondió el Maestro. “Un día dijo Dios: “Hoy voy a
Llevarte al santuario más escondido del Templo, al corazón
Del propio Dios”. Y fui conducido al País de la Risa”