Gessen era un monje budista dotado de un excepcional
Talento artístico. Sin embargo, antes de comenzar a pintar
Un cuadro, fijaba siempre el precio por adelantado. Y sus
Honorarios eran tan exorbitantes que se le conocía con el
Sobrenombre de “el monje avaro”.

En cierta ocasión, una geisha envió a buscarle para que le
Hiciera un cuadro. Gessen le dijo: “¿Cuánto vas a
Pagarme?” Como la muchacha tenía por entonces un
Cliente muy rico, le respondió: “Lo que me pidas. Pero
Tienes que hacer el cuadro ahora mismo, delante de mí”.

Gessen se puso a trabajar de inmediato y, cuando el
Cuadro estuvo acabado, pidió por él la suma más elevada
Que jamás había pedido. Cuando la geisha estaba dándole
Su dienro, le dijo a su cliente: “Se dice que este hombre es
Un monje, pero sólo piensa en el dinero. Su talento es
Extraordinario, pero tiene un espíritu asquerosamente
Codicioso. ¿Cómo puede una exhibir un cuadro de un
Puerco como éste? ¡Su trabajo no vale más que mi ropa
Interior!”

Y, dicho esto, le arrojó unas enaguas y le dijo que pintara
En ellas un cuadro. Gessen, como de costumbre, preguntó:
“¿Cuánto vas a pagarme?” “¡Ah!”, respondió la muchacha,
“lo que me pidas”. Gessen fijó el precio, pintó el cuadro, se
Guardó sin reparos el dinero en el bolsillo y se fue.

Muchos años más tarde, por pura casualidad, alguien
Averiguó la razón de la codicia de Gessen.

Resulta que la provincia donde él vivía solía verse
Devastada por el hambre y, como los ricos no hacían nada
Por ayudar a los pobres, Gessen había construido en
Secreto unos graneros y los tenía llenos de grano para tales
Emergencias. Nadie sabía de dónde procedía el grano ni
Quién era el benefactor de la provincia.

Además, la carretera que unía la aldea de Gessen con la
Ciudad, a muchos kilómetros de distancia, estaba en tan
Malas condiciones que ni siquiera las carretas de bueyes
Podían pasar, lo cual era un enorme perjuicio para las
Personas mayores y para los enfermeros cuando tenían que
Ir a la ciudad. De modo que Gessen había reparado la
Carretera.

Y había una tercera razón: el maestro de Gessen siempre
Había deseado construir un templo para la meditación,
Pero nunca había podido hacerlo. Fue Gessen quien
Construyó dicho templo, en señal de agradecimiento a su
Venerado maestro.

Una vez que “el monje avaro” hubo construido los
Graneros, la carretera y el templo, se deshizo de sus
Pinturas y pinceles, se retiró a las montañas para dedicarse
A la vida contemplativa y jamás volvió a pintar un cuadro.

    Por lo general, la conducta de una persona muestra
    Lo que el observador se imagina que muestra.