Un prestigioso político británico no dejaba de pedir a
Disraeli una baronía. El Primer Ministro no podía
Encontrar el modo de complacer al inoportuno político,
Pero se las ingenió para negarle lo que solicitaba sin herir
Sus sentimientos. “Siento mucho”, le dijo, “no poder darle
La baronía; pero puedo darle algo bastante mejor: puede
Usted decir a sus amigos que le he ofrecido una baronía y
Que usted la ha rehusado”.