Entró un hombre en la consulta del médico y le dijo:
“Doctor, tengo un terrible dolor de cabeza del que no
Consigo librarme. ¿Podría usted darme algo para curarlo?”

“Lo haré”, respondió el médico. “Pero antes deseo
Comprobar una serie de cosas. Dígame, ¿bebe usted mucho
Alcohol?”

“¿Alcohol?”, replicó indignado el otro. “¡Jamás pruebo
Semejante porquería!”

“¿Y qué me dice del tabaco’”

“Pienso que el fumar es repugnante. Jamás en mi vida he
Tocado el tabaco”.

“Me resulta un tanto violento preguntarle esto, pero…, en
Fin, ya sabe usted cómo son algunos hombres… ¿Sale usted
Por las noches a echar una cana al aire?”

“¡Naturalmente que no! ¿Por quién me toma? ¡Todas las
Noches estoy en la cama a las diez en punto, como muy
Tarde!”

“Y dígame”, preguntó el doctor, “ese dolor de cabeza del
Que usted me habla, ¿es un dolor agudo y punzante?”

“!Sí!”, respondió el hombre. “!Eso es exactamente: un dolor
Agudo y punzante!”

“Es muy sencillo, mi querido amigo. Lo que le pasa a usted
Es que lleva el halo demasiado apretado. Lo único que hay
Que hacer es aflojarlo un poco”.

    Lo malo de los ideales es que ,
    Si vives con arreglo a todos ellos,
    Resulta imposible vivir contigo.